¡HOLA CHICXS!
Me he hecho un nuevo blog más orientado a poesía,
Os invito a visitarlo
¡Pasad! ¡Como si fuera vuestra casa!
http://tengoquedecirmealgo.blogspot.com.es/
Para caminar, valen los sueños...
miércoles, 13 de mayo de 2015
domingo, 23 de noviembre de 2014
Ser valiente es no renunciar a la deliciosa libertad de equivocarse,
por eso saco la conclusión de que soy la chica con más cobardía de muchos kilómetros a la redonda. Las pausas, el buenos días asegurado,
me da miedo.
Puede que esté huyendo de la estabilidad,
del te quiero sin dudas y de los mimos y caricias de después de cada polvo.
Nos contradecimos cuando llamamos libertad a atarnos de garra y corazón,
o no.
Nada tiene menos normas que el amor,
igual eso es lo que me asusta.
Puede ser que quiera escapar de la cucharita a media noche, o de las miradas más que cómplices.
Y es que joder,
que bonito es eso de enredarnos en sentimientos,
vale la pena el sudor del esfuerzo, por solo los segundo de adrenalina al caer en lo mas alto de tu sonrisa.
Es que son bonitos hasta los días confusos,
en los que te tambaleas, como un funambulista en su cuerda, que estás apunto de caer al vacío,
es bonito bailar con la duda, saludar al temor y hasta llorar con la incertidumbre,
porque justo entonces, y solo en el momento en el que no desistes porque no te quedan fuerzas,
viene la alegría corriendo a darte un abrazo por detrás,
y vuelve las ganas,
te inundas de energía,
y tus poros radian brillantes, como el verde nuclear.
Dicen los de La Fuga que pueden vivir de una alegría,
y es que en ese instante el mundo deja ese royo de la gravedad,
y nos ponemos a hacer pesas con él.
por eso saco la conclusión de que soy la chica con más cobardía de muchos kilómetros a la redonda. Las pausas, el buenos días asegurado,
me da miedo.
Puede que esté huyendo de la estabilidad,
del te quiero sin dudas y de los mimos y caricias de después de cada polvo.
Nos contradecimos cuando llamamos libertad a atarnos de garra y corazón,
o no.
Nada tiene menos normas que el amor,
igual eso es lo que me asusta.
Puede ser que quiera escapar de la cucharita a media noche, o de las miradas más que cómplices.
Y es que joder,
que bonito es eso de enredarnos en sentimientos,
vale la pena el sudor del esfuerzo, por solo los segundo de adrenalina al caer en lo mas alto de tu sonrisa.
Es que son bonitos hasta los días confusos,
en los que te tambaleas, como un funambulista en su cuerda, que estás apunto de caer al vacío,
es bonito bailar con la duda, saludar al temor y hasta llorar con la incertidumbre,
porque justo entonces, y solo en el momento en el que no desistes porque no te quedan fuerzas,
viene la alegría corriendo a darte un abrazo por detrás,
y vuelve las ganas,
te inundas de energía,
y tus poros radian brillantes, como el verde nuclear.
Dicen los de La Fuga que pueden vivir de una alegría,
y es que en ese instante el mundo deja ese royo de la gravedad,
y nos ponemos a hacer pesas con él.
martes, 4 de noviembre de 2014
Ni contigo, ni sin ti.
Todavía el otro día oí lo de "ni contigo, ni sin ti" y pensé que era la tontería más grande que había escuchado. No puede ser que alguien se encuentre en esa indecisión, no entraba en mi cabeza, y eso que yo soy de las que menos pueden hablar en este tema, que yo tardo dos días y treinta horas en elegir la prenda que compro, o qué plan decidir para el sábado. Pero era(y digo era) de las que pensaba que las decisiones amorosas tenían que ser rápidas, y siempre basadas en el corazón (aunque no viene mal de vez en cuando utilizar el coco). Más bien no es que creyera que tenían que ser rápidas, es que nunca me había tenido que enfrentar a un dilema así. O sí, o no. (como tampoco me importa la opinión del resto la decisión siempre es rápida, y a menudo, con tres o cuatro cervezas encima, que acelera aún más el proceso).
Pero como dice mi abuela, "nunca digas nunca currusca"(lo último es un apelativo cariñoso de mi abuela). Y cuando menos me di cuenta estaba pensando en que nunca quise(ni quiero) estar contigo, pero ¡coño! que jodido es estar sin ti. Que no quiero que me vengas con un ramo de flores y me pidas seriedad, porque 1. odio las cursiladas,y 2. la sensatez no aparece en mi diccionario. Pero bueno, si de vez en cuando volviera aparecer un "buenos días" o yo que sé... un "notengonovia¿quieresquedarestatardeenmicasa?" pues no estaba mal.
No quiero absolutamente nada contigo, pero que lo quiero completamente todo de ti. No hay nada más peligroso que cuando dices nunca a un tío, y acabas necesitando un babero cuando le ves. Yo pensaba que podía jugar, que tú no eras de mi tipo, no iba a pasar nada, pero como también dice mi abuela, "el que juega con fuego se quema chati"(otro apelativo cariñoso de mi abuela) y me abrasé, por lista. Pero me da igual estar abrasada o calcinada, porque pude conocer (y conozco) cada uno de tus rincones, cada secreto(los que me has contado y los que intuyo con tu mirada), porque pude comprender cada lágrima, cada miedo, cada inseguridad, cada sonrisa. Me percaté de tus días cariñosos y moñas, entendí tu forma de querer (y me gustó) y tu forma de expresar lo que sentías. Y por ello me siento privilegiada, porque podría apostar (y sé) que el 99% de las personas que te "conocen" no saben nada de eso de ti.
Así que la moraleja de todo esto es que hagáis más caso a los refranes de vuestras abuelas, (que como me dice ella a mi,"sabe más el diablo por viejo que por diablo jandri").
miércoles, 15 de octubre de 2014
Vida y media.
Me acostumbré a tenerte en la distancia, a pensarte a kilómetros de tus abrazos,
a que no te podía sentir a centímetros.
Soñé por cambiar esto, mejor dicho
SUEÑO, (todos los días) con que aparezcas por casualidad,
que caminemos como hacíamos,
tú detrás mío,
abrazándome,
y que nos tropecemos un millón de veces con nuestros pies.
Pero como contaba me acostumbré, a las chicas mucho más guapas que yo,
con ojos llamativos,
bonitas sonrisas,
personalidades fuertes,
y yo me fui haciendo más cobarde,
poco
a
poco
porque me acojonaba la idea de que con una conversación de diez minutos de Whatsapp, volviera a hacer aparecer lo que sentía hace un año,
y hace dos,
y hace tres,
y hace cuatro,
y hace cinco...
a que no te podía sentir a centímetros.
Soñé por cambiar esto, mejor dicho
SUEÑO, (todos los días) con que aparezcas por casualidad,
que caminemos como hacíamos,
tú detrás mío,
abrazándome,
y que nos tropecemos un millón de veces con nuestros pies.
Pero como contaba me acostumbré, a las chicas mucho más guapas que yo,
con ojos llamativos,
bonitas sonrisas,
personalidades fuertes,
y yo me fui haciendo más cobarde,
poco
a
poco
porque me acojonaba la idea de que con una conversación de diez minutos de Whatsapp, volviera a hacer aparecer lo que sentía hace un año,
y hace dos,
y hace tres,
y hace cuatro,
y hace cinco...
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