Observarte como si por primera vez se tratase. Recorrer mis dedos índice por tu inmensa espalda, y perderme jugateando con tus lunares como si nunca lo hubiese hecho. Ponerme nerviosa al decirte ese te quiero tan sincero, como si no estubieran tus oidos hartos de escucharlo. Agarrarnos de la mano y sentir ese leve cosquilleo por mi cuerpo, como si nuestras extremidades no se conociesen. Y luego te diga, "¿sabes que tienes unas manos perfectas?" con esa ingenuidad de niña. Escuchar tu "eres mi pequeña y siempre lo serás", que mi corazón reaccione a toda velocidad y que la sonrisa se me junte en la nuca. Que me preguntes si te quiero, solo y exclusivamente para que te cuente ese cuento eterno, en el que dos personas consiguen ser el complemento perfecto de la otra. Contartelo con el mismo entusiasmo que el día que solo habíamos escrito una hoja.
Me da igual donde, como y porque, lo unico que me importa es el cuando y que sea para siempre.
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