Me acostumbré a tenerte en la distancia, a pensarte a kilómetros de tus abrazos,
a que no te podía sentir a centímetros.
Soñé por cambiar esto, mejor dicho
SUEÑO, (todos los días) con que aparezcas por casualidad,
que caminemos como hacíamos,
tú detrás mío,
abrazándome,
y que nos tropecemos un millón de veces con nuestros pies.
Pero como contaba me acostumbré, a las chicas mucho más guapas que yo,
con ojos llamativos,
bonitas sonrisas,
personalidades fuertes,
y yo me fui haciendo más cobarde,
poco
a
poco
porque me acojonaba la idea de que con una conversación de diez minutos de Whatsapp, volviera a hacer aparecer lo que sentía hace un año,
y hace dos,
y hace tres,
y hace cuatro,
y hace cinco...
No hay comentarios:
Publicar un comentario