Seguidores

martes, 4 de noviembre de 2014

Ni contigo, ni sin ti.

Todavía el otro día oí lo de "ni contigo, ni sin ti" y pensé que era la tontería más grande que había escuchado. No puede ser que alguien se encuentre en esa indecisión, no entraba en mi cabeza, y eso que yo soy de las que menos pueden hablar en este tema, que yo tardo dos días y treinta horas en elegir la prenda que compro, o qué plan decidir para el sábado. Pero era(y digo era) de las que pensaba que las decisiones amorosas tenían que ser rápidas, y siempre basadas en el corazón (aunque no viene mal de vez en cuando utilizar el coco). Más bien no es que creyera que tenían que ser rápidas, es que nunca me había tenido que enfrentar a un dilema así. O sí, o no. (como tampoco me importa la opinión del resto la decisión siempre es rápida, y a menudo, con tres o cuatro cervezas encima, que acelera aún más el proceso).
Pero como dice mi abuela, "nunca digas nunca currusca"(lo último es un apelativo cariñoso de mi abuela). Y cuando menos me di cuenta estaba pensando en que nunca quise(ni quiero) estar contigo, pero ¡coño! que jodido es estar sin ti. Que no quiero que me vengas con un ramo de flores y me pidas seriedad, porque 1. odio las cursiladas,y 2. la sensatez no aparece en mi diccionario. Pero bueno, si de vez en cuando volviera aparecer un "buenos días" o yo que sé... un "notengonovia¿quieresquedarestatardeenmicasa?" pues no estaba mal.
No quiero absolutamente nada contigo, pero que lo quiero completamente todo de ti. No hay nada más peligroso que cuando dices nunca a un tío, y acabas necesitando un babero cuando le ves. Yo pensaba que podía jugar, que tú no eras de mi tipo, no iba a pasar nada, pero como también dice mi abuela, "el que juega con fuego se quema chati"(otro apelativo cariñoso de mi abuela) y me abrasé, por lista. Pero me da igual estar abrasada o calcinada, porque pude conocer (y conozco) cada uno de tus rincones, cada secreto(los que me has contado y los que intuyo con tu mirada), porque pude comprender cada lágrima, cada miedo, cada inseguridad, cada sonrisa. Me percaté de tus días cariñosos y moñas, entendí tu forma de querer (y me gustó) y tu forma de expresar lo que sentías. Y por ello me siento privilegiada, porque podría apostar (y sé) que el 99% de las personas que te "conocen" no saben nada de eso de ti.
Así que la moraleja de todo esto es que hagáis más caso a los refranes de vuestras abuelas, (que como me dice ella a mi,"sabe más el diablo por viejo que por diablo jandri").

No hay comentarios:

Publicar un comentario